martes, 25 de agosto de 2009

Las aventuras de una intrépida anatomista especializada. Capítulo 2: “Bat dei”

Hoy ha sido un mal día. Pero no de estos que dices “vaya, me he levantado con el moño torcido”. No, no. Ha sido mucho peor. Fíjense si ha sido horrendo el día que las rayas negras impecables de María Josefa hoy eran grises de lo agotada que ha acabado ella también. No tanto como yo, porque yo soy el “alma mater” de este, nuestro departamento, pero bueno, algo sí que le ha afectado.

Ahora mismo estoy en mi pequeño pero humilde despacho, empapelado de planos de la EMT y Metro y con 5.951 estampitas de vírgenes y demás papeletas de mi club de amigos, el Opus Dei; que no se si os sonará pero poco a poco nos hemos hecho más famosillos deseando la paz y el bien del mundo. No tengo nada que hacer. Todos los libros de mis estanterías me los he leído ya de 24 a 675 veces. Sin ir más lejos, el “Schoolbook”, Tomo 1, me lo leí 20 veces; y el Tomo 2; 18. Pero ese que es normal, señores. Si un libro es una obra de arte, está bien redactado, claro, conciso y con ilustraciones que sólo te falta meterte dentro para verlos en 3D, pues hay que reconocerlo. Por cierto, y sin que sirva de precedente, el libro lo hicieron papi y un amiguito de la infancia de papi, Schoolanus. Aún recuerdo cuánto empeño pusieron en este “Libro de los libros” como me gusta, con mi humor tan sutil y exquisito, llamarlo; o “Buc of de bucs”, como diría Jamés Dén. ¿Quieren conocer la historia? Ay…Si es que…me lo van a hacer contar todo.

Era una mañana de Abril, hará unos cuantos años, en el chalet de nuestra familia, en Bel-Air. Mi madre preparaba una barbacoa estupendísima con carne que papi dijo que era del día pero que no recuerdo de dónde dijo que la trajo…Sólo sé que ese día el tenía día de disección y que luego se vino con la carne esa de origen que no consigo recordar. Pero bueno, el caso es que en un momento que a una le entran ganas de ir a la habitación a rezar a una estampita, como a toda niña normal y excelente como yo lo era (y aún lo soy, ya que me siento joven cual fresca amapola en plena primavera), me encontré a papi y a su amiguito tumbados en mi cama de formaldehido (es como la de agua pero más agradable), tomando apuntes y notas. Yo no les molesté, porque sabía que era algo importante lo que estaban haciendo, sino no irían sin camiseta y en calzoncillos; así que me acerqué a mi escritorio y vi la perfección materializada: una cucaracha diseccionada. Sí, sí, señores. Una cucaracha. Mi padre fue capaz de hacer un atlas de anatomía humana a partir de una disección a una cucaracha. Eso, como ustedes estarán pensando, son capaces de hacerlo bien pocos.

Y así es como nació la Biblia de la Anatomía. Estoy seguro que la usan en todo el mundo, porque ya vamos por la segunda edición en 40 años. Eso es tener tirada, y no lo que tienen los americanos y alemanes estos de ahora; que con tanto ordenador y pintura barata se creen los mejores y no, no lo son.

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Volviendo a mi día, y tras contarle esta interesante historia, quiero confesarles que nunca en mis años de profesión me he sentido tan rara como hoy. Les explico, hoy era la presentación de la asignatura de Neurofisiobioquimicoanatomía a nuestros alumnos de 2º Z. Son unos santetes. Me quieren. Ellos no tienen nada que ver en mi bajón actual, ya que siguen igual de alegres, joviales y agradables conmigo que el año anterior. Sólo ellos me han devuelto una sonrisa siempre que los miraba, y sólo ellos me tienen tanto cariño para, ante una encuesta de evaluación a profesorado de 1º, me considerasen la número 1 en mi campo. A todos y a cada uno de ellos no les bastó con marcar que yo era la número 1 una vez en la evaluación. No, no. Me lo escribieron en las 50 preguntas de la evaluación. Me consideran su número 1 y no los defraudaré.

El problema viene de…verán…no me siento a gusto diciéndolo así, pero…viene de María Josefa. Hoy no era la misma conmigo. Estaba enfadada, y últimamente, está rara. Sin ir más lejos, ayer la vi hablando con las envidiosas y víboras que son nuestras compañeras del departamento de anatomía…Creo que me está siendo como infiel…Pero es que hoy ya ha sido la gota que ha colmado el vaso.

Iba yo por los pasillos con mi camiseta de camuflaje (con franjas rojas y blancas) dando saltillos (De baldosa negra a baldosa negra, evitando las blancas, como es habitual en mí. Así me entretengo. Y sí, también lo hago en los pasos de cebra.) hacia el aula 120 felizmente, y cuando fui a entrar, tras chocarme con mi moño (siempre me pasa y aún la Facultad no se ha dignado a aumentar la altura de las puertas a los 5 metros), ocurrió…

María Josefa ya había comenzado. Iba por la diapositiva 241 (a mi parecer, iba algo lenta; teniendo en cuenta que ya hacía 3 minutos que había comenzado la clase y que era el día de la presentación de la asignatura). Me miró. Esa mirada…Esa mirada distinta. Entré. Dije buenos días con mi forma de ser tan juvenil y ella me miró. Conté las arrugas de sus ojos. 13 por ojo. Muy lejos de las 14 que suele tener en cada ojo cuando está contenta y de buen humor. Le pasaba algo. Mi moño se puso triste y, tras ello, ocurrió lo que me cayó como si un alumno mío de 2º se comprase el Haines. Me dijo…”Por favor, Cata, ¿puedes cerrar la puerta?”.

…"Puedes cerrar la puerta…" Eso es lo único que se le pasó por la cabeza al verme…A una mujer como yo…

María Josefa está rara…y debo averiguar por qué. Ya les contaré.

Cata.

5 comentarios:

  1. Jajajajaaja!! Qué gran relato, shurmano. Y lo peor de todo es que me sigue sonando bastante esa tal "Cata", y tras el capítulo 2, también los "alumnos de 2ºZ" xDDDD

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  2. Schoolbook 4ever!!!!! jajajajjaja

    es genial!! XD

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  3. Més te val que amb lo de "es genial" et referisques al relat i no al Schoolbook...perquè com no siga així no respondo de mis actos, com se sol dir en estos casos xDDDD

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  4. Lo de las 14 arrugas de la felicidad, es estimacion con SPSS... o se las has contado??

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  5. Lo pone en el capítulo 129 del Book of the Books.

    Se hizo a base de estimaciones integrando todo lo derivado en el capítulo 128.

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